lunes, 20 de octubre de 2008

¿Qué hacer si lo que siento no importa?

El fin de semana me sentí mal, vulnerada, ninguniada. Abrí mi corazón sobre un tema delicado, que me causa temor y me pone frágil cuando ya se que en esa situación no se debe. Mientras hablaba quien me escuchaba estaba sentado, con los ojos cerrados, diciéndome que no entendía nada que tenía cansancio. Yo mientras, intenté, infructuosamente, pedir su atención y respeto pero no obtuve nada. Terminé entonces con el ojo aguado, temblando, sintiéndome mal sin tener en realidad un motivo real.
La persona con la que conversaba me demostró claramente con su actitud que no le interesa lo que sienta yo y solo quiere estar tranquilo sin siquiera preguntarse por lo que pasa dentro de mi. Eso me hace cuestionarme sobre qué hago yo ahí, si vale la pena seguir y si esa persona merece que yo le dé todo.
Me enteré en medio de la conversación (¿monólogo?) de algo importante para esa persona y que me confirma lo que venía pensando hace días y es que este tren en el que ando subida no va para donde yo quiero sino que está de paso conmigo. Yo ya sé que no quiero ser una estación en la vida de nadie. De acá en adelante, yo decidiré que hacer, pero por lo pronto creo que mínimamente merezco decir lo que siento aunque eso no sea importante y yo veré si me aguanto la ninguniada, logro entender qué pasó y solucionar o me bajo del tren con dignidad.

sábado, 4 de octubre de 2008

Me gusta Madonna

Sé que no soy la única fan que tiene y debo decir que me encanta por su música que es fiesterísima y variada sino porque logró volverse un ícono de la moda, una gurú de las nuevas tendencias en ropa, peinados, y estilos. Además en todos los looks que ha probado, siempre se ve bien, glamorosa y en forma. Para probrarlo, basta con revisar su videografía para constatar como desde la Isla Bonita, pasando por Papa Dont Preach, like a Virgin, hasta Music, Hard Candy, se ve siempre muy bonita. Aunque hay que decir que en la ápoca ochentera, en la que se consolidó, no se veía tan atlética como luce hoy a sus muy bien vividos 50 años. Es evidente que se cuida y eso se refleja en su cuerpo y su forma de bailar tan increíble.
Para terminar debo decir que me encanta de Madonna porque todo le queda bien y porque siempre se arriesga, en lo musical y en lo estético a romper paradigmas y erigir nuevos.

Les dejo uno de los videos de esta diva de divas

Me gusta andar sin ropa

Si, debo aceptarlo sin pena. Acá en Bogotá es más difícil por el clima frío pero en tierra caliente, es una delicia andar por la casa sin ropa o dormir sin ella. Aunque dormir encuerada es más rico en compañía, también lo es sola, después de bañarse y untarse cantidades industriales de una crema deliciosa y sentir las sábanas. Me gusta la desnudez porque me encanta ver y porque me gusta mi cuerpo, me siento cómoda al verme al espejo. Me gustan mis imperfecciones y mis proporciones. Me siento tranquila cuando estoy encuerada aunque a veces, sin saber por qué me invada el pudor, a pesar de que disfruto de sentirme observada.
Cuando es en compañía, encuerarse es una maravilla porque se puede sentir la textura de la espalda, las piernas, el cuello, los pies. Se puede oler, tocar, y lo mejor, rozar sin premeditación, pero con deseo, partes del otro, y esos roces pueden ser el inicio de caricias exploratorias que terminarán en orgasmos y risas.

Ni siquiera el Old Parr ha podido contigo

Este título es una frase de un vallenato y me encanta. En varias oportunidades en mi vida he sentido que a esa persona que amé no me la puedo sacar del corazón, la cabeza y el cuerpo, ni con trago. Parece que hay un momento en el proceso de duelo por la pérdida, en el que uno siente que tomando como posesa puede ahogar la pena, pero en realidad lo que ocurre es que la pena termina ahogándolo a uno y lo hace hacer a uno una cantidad de estupideces. Entre ellas seguir emborrachándose y en medio del estado de ebriedad gritar cosas o coger el celular para llamar a pedir explicaciones que no quiere, a hacer reclamos caducos para torturarse con el dolor de oír al otro entero sin asomos de dolor alguno.