Primero que todo debo decir que la mejor palabra para definir esta prenda es calzón pues tal como lo dice Juan Carlos Rodríguez en el primero de sus cuentos de El viento que agita las cortinas, creo que cualquier otra palabra como panty, cucos, pantaletas, tangas, es inapropiada y suena impostada. Entonces, mis calzones, no son como los que hoy todas usan. Por eso soy el objeto de burla de mis amigas porque me niego a usar hilo dental, y yo tengo mis razones.
Lo he intentado créanme, he usado de diversas marcas incluso tengo como 3 o 4 de Victoria Secrets que he usado durante una hora para luego cambiarme pues no resisto sentir ese pedazo de tela ahí en el culo. Además siento que mis carnes de la zona nalgar, acojinable como la llama Residente de Calle 13, se bambolean sin control y quedan expuestas sin algo que las sostenga. También siento que es poco higiénico usar ese tipo de calzones pues se aumenta el riesgo de infecciones por la migración de bacterias de atrás hacia adelante.
No me siento cómoda ni sexy con esos hilos, pues me parece que me quiebran el cuerpo, o por lo menos mis caderas que son grandes. No me gustan para mi porque verlas en maniquís o catálogos es bonito pero debo decirlo, yo no los resisto. En cambio soy feliz con mis calzones anchos cacheteros, tipo bóxer, me gustan coloridos con diseños y detalles como brillantes y estrellas como los de Punto Blanco y me perdonan la propaganda pero son divinos. Lo mismo los de Fiorucci, Gef o los de Victoria Secrets que tienen unos diseños originales. Mis calzones son sexys pues no dejan ver todo sino que permiten imaginar, además esos detalles son seductores y enloquecen a mi novio quien en arrebatos de pasión ya ha roto varios