Hoy me voy profunda y trascendental, tal vez, cursi. Quería hablarles de otra cosa pero esto me ocupa la cabeza entera.
Si hay alguien que se equivoca soy yo. A veces de la forma más inocente, que es peor, termino dañando. No es fácil saber qué hacer ni como actuar, más cuando las disculpas parecen inocuas. Parece que este mundo no perdona y las personas tampoco. Me he empeñado en siempre tener ánimo conciliador y tal vez por eso tantos y tantas han bailado jarabe tapatío sobre mi corazón. Pero hoy, llena de dudas, vuelvo a confiar en que mi corazón noble podrá ser oído y la situación resuelta. Si no es así, pues bueno, fue del putas pero fue. Y nadie, ni siquiera yo y mi mundo paralelo, vivimos de lo pasado. Tendré entonces que aprender a callar y calcular el eco exacto de cada una de mis palabras, para que no me vuelva a pasar.
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