Si, en esas ando. Hay momentos en que me siento segura y avanzo con firmeza pero apenas recuerdo el pasado y la fragilidad de las palabras, me devuelvo porque no quiero repetir historias. Podría tomármela más suave pero no, y entonces me visto de miedo y prefiero resguardarme, callarme y parecer que me importa un pito todo, que nada me duele ni me va a doler.
Pero luego de toda esa coraza de miedo, empiezo a desarmarme y aparece la hedonista: entonces quiero disfrutar todo sin que nada me detenga, sin pensar en el futuro que no es más que una ficción inexistente, vivir cada día pensando solo en ese momento sin proyecciones de ninguna naturaleza... Y ahí vuelvo a empezar, a preguntarme si vale la pena o no hacer las cosas, si vale la pena dar, si es preciso creer...Nunca tengo respuestas, es evidente. Arriesgarme me cuesta y prefiero dejar todo en manos de un tercero, o creer que todo fluye y al final seguir creyendo que como dice Toño, Al que le van a dar le guardan, ese es mi consuelo.
sábado, 30 de agosto de 2008
viernes, 22 de agosto de 2008
Hablar o callar dificil pero necesraio punto medio
Por lo general nosotras hablamos y ellos se callan. Por eso nosotras estaremos siempre signadas como cantaletosas y ellos como impenetrables. Es difícil pero indispensable lograr un punto medio y hablar de lo que cada quien necesita hablar. No se trata de dramatizar se trata de decir y luego decidir, nada más. Y claro, después de las palabras esperar los hechos. Porque a veces las palabras, de tanto decirlas en diferentes situaciones, como el joker de una baraja, se aplican pa todo y pierden sentido. Nosotras necesitamos oírlos, suponemos, porque no sabemos en realidad nada, que tienen cosas que decir pues digánlas así como son, se sienten y ya, todos tranquilos.
Por lo general nosotras somos claras y ustedes hablan en clave o susurran. Por favor no... hablen y ya, miren a los ojos y digan lo que sea que tengan que decir pero no prolonguen situaciones.
Intuimos que les queda difícil hablar pero sino dicen nada es muy berraco saber, porque los hechos se pueden interpretar de mil formas y una siempre tendrá el argumento para justificarlos aunque uds la hayan cagado con toda. Hablen, sean adultos y honestos no se escondan como niños chiquitos detrás de excusas falsas. Nosotras necesitamos oírlos para actuar en consecuencia y no tener detalles ridículos, mandar mensajes cursis o querer desproporcionadamente.
Por lo general nosotras somos claras y ustedes hablan en clave o susurran. Por favor no... hablen y ya, miren a los ojos y digan lo que sea que tengan que decir pero no prolonguen situaciones.
Intuimos que les queda difícil hablar pero sino dicen nada es muy berraco saber, porque los hechos se pueden interpretar de mil formas y una siempre tendrá el argumento para justificarlos aunque uds la hayan cagado con toda. Hablen, sean adultos y honestos no se escondan como niños chiquitos detrás de excusas falsas. Nosotras necesitamos oírlos para actuar en consecuencia y no tener detalles ridículos, mandar mensajes cursis o querer desproporcionadamente.
Desnudez de cuerpo desnudez de alma
Siempre la primera será más sencilla, mas elemental, pero tan hermosa como la segunda. Andar sin ropa solo a acompañado es un placer infinito. Se siente uno libre, se puede admirar cada centímetro propio y ajeno, puede disfrutar de ver al otro, hacer zoom in de ciertos lugares,y quedarse imbecilizado, maravillado mirando, acariciando, oliendo, esas partes imperfectamente perfectas.
La segunda desnudez es mas compleja, no se trata de llorar, se trata de dejar que el otro vea lo que uno es como ser humano, su forma de sentir y que vea también los reptiles, esos demonios que nos hacen a veces abominables. Por eso esta segunda desnudez es tan dura y a veces tan dolorosa pues muchas veces frente a quien uno se desnuda lo único que hace es soltar un caracajada, de burla, de incomprensión. Empelotar el alma es un acto valiente que pocos saben valorar y la mayoría dejan escapar por miedo a que lo que encuentren sea demasiado bonito y muy parecido a lo que esperaban, buscaban o soñaban.
Parece que cuando se ama a alguien anda uno así encuerado por la vida, exhibiendo el alma y el cuerpo por ahí, vulnerable, indefenso pero feliz.
La segunda desnudez es mas compleja, no se trata de llorar, se trata de dejar que el otro vea lo que uno es como ser humano, su forma de sentir y que vea también los reptiles, esos demonios que nos hacen a veces abominables. Por eso esta segunda desnudez es tan dura y a veces tan dolorosa pues muchas veces frente a quien uno se desnuda lo único que hace es soltar un caracajada, de burla, de incomprensión. Empelotar el alma es un acto valiente que pocos saben valorar y la mayoría dejan escapar por miedo a que lo que encuentren sea demasiado bonito y muy parecido a lo que esperaban, buscaban o soñaban.
Parece que cuando se ama a alguien anda uno así encuerado por la vida, exhibiendo el alma y el cuerpo por ahí, vulnerable, indefenso pero feliz.
viernes, 15 de agosto de 2008
Como la materia, el sexo se transforma
Es inevitable. Al principio de la relación la cosa es increíble, frecuente y siempre diferente. Pero con el paso del tiempo se vuelve poco frecuente y a veces rutinaria. ¿Qué hacer? Pensar, inventar y jugar. Al conjugar esos tres verbos se puede empezar a encontrar alternativas a lo mismo de siempre. Hay que tener disposición y obvio, hacer trabajo en equipo. Se trata de experimentar para que el sexo no se vuelva aburrido, para que cada polvo no parezca un reenviado de internet. Hay que leer, informarse y ser capaz de jugar con tranquilidad, sin timidices tontas, que ya el período de conocimiento pasó. Esta es una invitación para que no crean que con el tiempo el sexo es secundario. Es falso, el sexo siempre será fundamental y si se mantiene en buen estado maravilloso, sino, uno empieza a creer que no tiene al lado al novio, al hombre que desea, sino a un hermanito un poco tonto con quién el deseo se extravío en no sé donde.
Comparaciones siempre odiosas y siempre evitables
Uno nunca quiere que lo comparen con nadie, ni para bien ni para mal. Es inevitable al estar con alguien comparar, pero el truco está en callar. Ud puede comparar al nuevo con otro u otros pero él no debe enterarse. Ud lo puede hacer en silencio el otro no tiene porque saber que el anterior si era aprobado por su familia, o que el anterior hacía esto o lo otro, tenía estos o aquellos detalles. Esas comparaciones solo lastiman a quien es objeto de la comparación. Además no le hacen bien a la relación y son cosas de un pasado que quien llega, no tiene interés en conocer. Compare y hágalo mucho pero para ud, en la soledad de su espacio, no enfrente del otro, a viva voz y en un momento tal vez inapropiado. Porque es indiscutible que la comparación permite evaluar lo nuevo y tener perspectiva, todos los hacemos, es necesario, pero es inadmisible hacer sentir mal a otro comparándolo directa o indirectamente.
Por eso mejor callar y si tiene que comparar mucho con el anterior, mejor piense bien si el actual si vale suficientemente la pena.
Por eso mejor callar y si tiene que comparar mucho con el anterior, mejor piense bien si el actual si vale suficientemente la pena.
miércoles, 6 de agosto de 2008
La cama tierra para ejecutar
La cama debe convertirse en un lugar en donde prime la acción. La pregunta puede quedar a un lado y cada quien debe ejercer como amante, experimentar su placer y jugar con lo que puede producir en el otro. No es un territorio de interrogaciones ni de planes, es de acciones. No pregunte mas bien escuche, sienta, mire y de acuerdo a lo que vea sienta y escuche haga o deje de hacer. Cambie de ritmo, hable o cállese,ríase, nalguee, gima pero no pregunte; sea un atento observador de su cuerpo y del ajeno para saber como obrar. Pruebe con cambios abruptos y con delicadas caricias, pero en silencio. Hay momentos en donde es mejor un apretón, una mirada, que una pregunta a la que no se sabe ni como responder. Mejor dejarse llevar por el deseo, por el instinto, que socráticamente preguntar en un momento en donde hay es que obrar.
Circo en mi cama
No hablo de trapecistas y menos de contorsionistas que hacen piruetas exóticas, hablo de sexo freak. Debo decir que alguna vez, tuve un amante que tenía un solo testículo tenía una cicatriz arriba de la pelvis. Se veía un poco raro si uno miraba con atención, pero la funcionalidad estaba intacta. Al tocar se sentía el vacío y debía hacerlo con una delicadeza infinita para no lastimar. Fue raro pero delicioso. Desde ese momento alabé la plastricidad del cuerpo humano para recobrar funciones en órganos que son pares. Mi otra experiencia genera gran curiosidad. Un albino. si, sin una gota de melanina, con el pelo como el de las barbies, con la pelvis tapizada de vellos blancos, con los ojos grises deambulantes en busca de un poco de oscuridad para enfocar. Era una experiencia visualmente distinta. Aprendí a ver que sí me miraba después de un tiempo con él antes, simpre fue un enigma. La piel era un poco diferente, tal vez mas gruesa pero me encantaba ver el contraste de su blancura con mi piel morena, parecia foto de benneton. Había que tener cuidados extremos nada de sol siempre chaqueta, siempre gorra, y siempre gafas oscuras. En su bolsillo la billetera y lupa para leer en los restaurantes.
Ya fue, Yo me bajo de este tren
Si, asi amanecí, con ganas de botar todo a la mierda. Anoche fue una nochesita de esas insulsas en las que no pasa nada nuevo: las mismas caricias, el mismo silencio. No me reí. Y además miles de cosas, que sé que son absurdas, pasean por mis circunvoluciones cerebrales. Por el miedo, siento muchas veces deseos de bajarme del tren en el que me subí casi sin querer, medio jincha, pensando en que bajaría en la siguiente parada y parece que no, sigo montada sin concer ni ruta ni destino. Pero a veces me vuelve la hedonista y pienso en qué diablos importa el maldito destino si la ruta me gusta, aunque me asusta. Pienso en que huir es de cobardes, y al tiempo recuerdo que en otros trenes que abordé antes, no quise bajarme a tiempo y terminé en lugares horrednos que no quiero volver a visitar; entonces me acerco a la puerta... pero soy muy cobarde, y a pesar del miedo tengo fe en la empresa de trenes y aquí sigo siempre alerta de cuando decir: Ya fue, me bajo de este tren.
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