miércoles, 6 de agosto de 2008
Ya fue, Yo me bajo de este tren
Si, asi amanecí, con ganas de botar todo a la mierda. Anoche fue una nochesita de esas insulsas en las que no pasa nada nuevo: las mismas caricias, el mismo silencio. No me reí. Y además miles de cosas, que sé que son absurdas, pasean por mis circunvoluciones cerebrales. Por el miedo, siento muchas veces deseos de bajarme del tren en el que me subí casi sin querer, medio jincha, pensando en que bajaría en la siguiente parada y parece que no, sigo montada sin concer ni ruta ni destino. Pero a veces me vuelve la hedonista y pienso en qué diablos importa el maldito destino si la ruta me gusta, aunque me asusta. Pienso en que huir es de cobardes, y al tiempo recuerdo que en otros trenes que abordé antes, no quise bajarme a tiempo y terminé en lugares horrednos que no quiero volver a visitar; entonces me acerco a la puerta... pero soy muy cobarde, y a pesar del miedo tengo fe en la empresa de trenes y aquí sigo siempre alerta de cuando decir: Ya fue, me bajo de este tren.
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