Si, en esas ando. Hay momentos en que me siento segura y avanzo con firmeza pero apenas recuerdo el pasado y la fragilidad de las palabras, me devuelvo porque no quiero repetir historias. Podría tomármela más suave pero no, y entonces me visto de miedo y prefiero resguardarme, callarme y parecer que me importa un pito todo, que nada me duele ni me va a doler.
Pero luego de toda esa coraza de miedo, empiezo a desarmarme y aparece la hedonista: entonces quiero disfrutar todo sin que nada me detenga, sin pensar en el futuro que no es más que una ficción inexistente, vivir cada día pensando solo en ese momento sin proyecciones de ninguna naturaleza... Y ahí vuelvo a empezar, a preguntarme si vale la pena o no hacer las cosas, si vale la pena dar, si es preciso creer...Nunca tengo respuestas, es evidente. Arriesgarme me cuesta y prefiero dejar todo en manos de un tercero, o creer que todo fluye y al final seguir creyendo que como dice Toño, Al que le van a dar le guardan, ese es mi consuelo.
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